Dá mó dòng zhōng 达摩洞中
«Una piedra en Shaolin; todos dicen que es un hombre.
Claramente es un hombre, claramente es una piedra.
¿Qué piedra? La piedra de meditación.
¿Qué hombre? El hombre meditativo.
El Buda meditativo, hijo de un rey, sentado por nueve años.
Hecho del Buda, un cuerpo vacío, el cuerpo impreso en el espíritu de la roca.
La forma de la roca por siempre controlando el destino de la escuela Shaolin. «
Hacia el norte del Templo Shaolin, luego de recorrer interminables escaleras de piedra que ascienden la montaña, se accede a la legendaria cueva, del tamaño de un cuarto pequeño, que hospedó al primer patriarca del Budismo Chan, el venerable Bodhidharma, conocido en China con el nombre de Dámó (达摩).
Hijo de un rey, gobernante de la India, renunció a su posición para dedicar su vida a la senda budista, viajando a través de India y China para difundir el Dharma.
Cuando Dámó llegó a Songshan (la montaña central de China) se estableció en Shaolin para iniciar con su enseñanza, pero en lugar de aceptar la invitación de los monjes a hospedarse en el templo, escaló la montaña y se sentó dentro de la cueva, frente a la pared, en meditación. Permaneció allí durante nueve años.
Después de un tiempo, la concentración de Dámó llegó a ser tan intensa que su imagen quedó grabada en la pared de piedra.
Hoy en día, esta piedra se conserva en el monasterio de Shaolin como un recordatorio de su meditación.
Hacia el final de los nueve años, Dámó simplemente se levantó y caminó hacia la habitación que le habían preparado en el Templo. Inmediatamente se volvió a sentar y continuó meditando.
A partir de entonces comenzó a transmitir sus enseñanzas.
Todavía puede sentirse una atmósfera muy especial cuando se visita la “Cueva de Dámó”.